miércoles, 2 de noviembre de 2016

Pautas para superar cualquier estado de preocupación


La entrada de hoy tiene como finalidad que juntos aprendamos cómo afrontar una preocupación, encontrar estrategias para dejar de preocuparnos por aquello que en algún momento nos priva de la felicidad y nos paraliza para llevar adelante una vida plena y satisfactoria. Para ello me he servido del libro de Wayne W. Dyer titulado Tus zonas erróneas, un libro que desde este momento os recomiendo, pero que intentare reflejar en estas líneas qué trucos propone Wayne W. Dyer para dejar atrás cualquier preocupación y empezar a vivir la vida con total plenitud.

Acerca de la preocupación.

¿Para qué sirve estar preocupado?
En mi opinión me parece una pregunta que deberíamos hacernos cada vez que experimentamos algún tipo de preocupación, porque ello nos puede ayudar a tener una perspectiva de aquello que por una u otra razón nos angustia.

Hay personas que en esta vida deciden libremente vivir en un estado de preocupación permanente. No pueden evitarlo. Y es una auténtica lástima porque cada una de sus preocupaciones no hacen más que restarles libertad y felicidad.
Wayne W. Dyer en su libro Tus zonas erróneas v:shapes="_x0000_i1026"> define la preocupación de la siguiente manera:
Sentimiento que te inmoviliza en el presente por cosas que pueden llegar a suceder en el futuro.
Tener una preocupación no debe confundirse con hacer planes para el futuro; el síntoma principal de la preocupación es que se trata de un sentimiento paralizante, que inmoviliza a las personas en el presente por algo que sucederá en un futuro.
Lamentablemente, la sociedad en la que vivimos se esfuerza para que vivamos en un estado de preocupación constante, alimentando miedos e inseguridades, para luego vendérnosla en forma de productos y servicios.
Para Wayne W. Dyer la preocupación se ha convertido en un mal endémico en esta sociedad. Ha llegado un punto en que muchas personas dejan de vivir el presente porque están atormentadas por un futuro que creen inamovible.
Otro de los grandes inconvenientes que supone estar preocupado es que en muchas ocasiones la preocupación por la que pasamos es una preocupación sobre la que no tenemos el más mínimo control.
¿Qué tipo de preocupaciones tienen las personas?
Wayne W. Dyer realizó un interesantísimo estudio en el que pidió a un grupo considerable de personas que dijeran cuáles eran sus principales preocupaciones. El resultado fue realmente sorprendente porque muchas de las preocupaciones eran las mismas o casi las mismas en una cantidad considerable de personas.
Aquí tienes algunas de las preocupaciones más comunes y entre paréntesis cómo la gente se esfuerza en justificar todas y cada una de ellas:
Los hijos (¡Qué padres no se preocupan por sus hijos!, ¿verdad? Si no, ¿qué clase de padres seríamos?)
La salud (Si no me preocupara por mi salud podría morir)
La muerte (La muerte preocupa a todos porque nadie quiere morirse)
El trabajo (Si no me preocupo por mi trabajo, corro el riesgo de perderlo)
La felicidad (Me preocupa no poder ser feliz)
El hacer las cosas bien (Me preocupa hacer las cosas bien)
Los precios (Tengo que preocuparme de si los precios suben o bajan)
Los accidentes (Tengo que preocuparme por si ocurre algún accidente)
Lo que piensan los demás (Me preocupa lo que piensan los demás de mí)
El dinero (Me preocupa quedarme sin dinero)
La meteorología (Me preocupa que haga una meteorología adversa)
Envejecer (Me preocupa envejecer y que otras personas deban ocuparse de mí)
La relación con su pareja (Me preocupa que mi relación con mi pareja pueda ir mal)
Si has leído tanto las preocupaciones como las justificaciones, te habrás dado cuenta de que la sociedad en la que vives está más que interesada en que vivas en un estado de preocupación permanente.
Entonces, ¿cuál es la solución?
Según Wayne W. Dyer para eliminar la preocupación es necesario comprender la razón que la respalda. Es más, Wayne W. Dyer hace una interesantísimo distinción entre culpa y preocupación:
La culpa está enfocada al pasado.
La preocupación se centra en el futuro.

 

Estrategias para aprender a superar el estado de preocupación.

Empieza a vivir el presente de forma consciente.
Reconoce lo absurdo de la preocupación, es decir, pregúntate qué conseguirás cambiar de  algo que te preocupa.
Reduce al máximo los tiempos de preocupación. Establece durante el día dos momentos de, aproximadamente, diez minutos para preocuparte y luego sigue viviendo de manera consciente el presente. Ve paulatinamente reduciendo estos tiempos.
Anota las preocupaciones de ayer, de la semana pasada y del año pasado. A continuación examina detenidamente si tus preocupaciones hicieron algo por ti. Así te darás cuenta de que las preocupaciones son una actividad inútil y vana.
Aborda tus miedos con pensamientos y comportamientos productivos, es decir, planta cara a lo que te angustia para que así consigas hacerla desaparecer.
Acepta la incertidumbre como algo que forma parte de tu vida.
Pregúntate qué es lo peor que te puede pasar a ti y qué posibilidades hay de que ocurran. Si partes de tu propia experiencia te darás cuenta de lo absurdo de estas preguntas

La preocupación como freno de la vida presente. A modo de conclusión.

El gran peligro que corremos es pensar constantemente en el futuro sin tener conciencia de que te estamos perdiendo el presente. La preocupación es un ladrón del tiempo, de un tiempo presente que se nos escapa de las manos. Como dice Dyer: “No hay otro momento en el que no sea posible vivir más que el presente“. Con estas líneas, espero que juntos podamos reflexionar sobre cómo afrontar una preocupación y, sobre todo, como una preocupación es la verdadera causante de que no puedas vivir el presente en su máxima conciencia y absoluta plenitud.
Diana Méndez Diez



*imágenes  tomadas de Internet


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“El que siembra un pensamiento, cosecha una acción,

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